BloGGor Layouts

El Taller de Balmaseda

Published by gor under on miércoles, febrero 27, 2008

Nunca pensaba mucho, se limitaba a llevar la máquina y mantenerla en condiciones de servicio, era un trabajo monótono para él, al fin y al cabo, tampoco necesitaba más, hacia seis veces a la semana la misma línea, la misma rutina, salía de Bilbao Concordia a las 8,05 con una Creusot 1150, era el correo de León, en Balmaseda, le cambiaban la Creusot y le ponían otra, después a duras penas podía trepar por el Cabrio, respiro en Bercedo con el puerto ya ascendido, horas y horas para llegar hacia las 14,20 a Mataporquera, comida, cambio de máquina y vuelta hacia Bilbao……………….

Un día y otro día, verano e invierno, en el verano con el calor y en el invierno por el frío, el trabajo además de monótono se le hace pesado, muy pesado y aburrido, esta mañana cuando estaba parado en el semáforo a la altura de los talleres , algo le hizo volver la cabeza, casi siempre lo hacía cuando veía los talleres de carpintería y reparación de coches de Balmaseda, …………………odiaba su máquina, su trabajo de maquinista, realmente él había sido carpíntero, aún recordaba cuando de niño trabajaba de aprendiz en aquél pequeño taller de Cistierna, aún era capaz de recordar el olor de la madera recién cortada, el sonido de la sierra, los bártulos que tenía en su mesa y sobre todo recordaba el tacto amable y cálido de aquellas maderas, un tacto muy alejado de los fríos hierros de su Creusot………………….

El tiempo, los años y la vida, le llevaron de su casa familiar de Cistierna a un piso de un humilde barrio de la periferia bilbaína, se vino sin recuerdos y sin familia y aquí creo su familia y vivía de sus recuerdos………………….los talleres de Balmaseda eran el billete a su infancia, y aquel olor tan peculiar del taller de carpintería, su pasaporte.

1 comentarios:

Sambanorte dijo... @ 6 de abril de 2008, 20:24

Yo tambien recuerdo esas viejas y pesadas locomotoras,mis primeros pasos en el taller de Balmaseda furon reparandolas, tambien recuerdo con la frecuencia que descarrilaban y lo duro que era ponerlas otra vez en la via.
Para el maquinista era muy duro el conducirlas ya que eran poco estables y no digamos de la incomodidad de conducirlas ( el asiento era solamente una tabla que se plegaba)
Comparto tu relato
Un saludo desde Balmaseda

Publicar un comentario

Ü

Lipsum

Followers